El arte como intervención

Encontrar imágenes, escritos, esculturas y demás expresiones artísticas callejeras es más común de lo que parece en las ciudades colombianas. Y ver dichas representaciones sin autor definido, permite que se valore con mayor objetividad la calidad. Esto es lo que plantea Juan Lorza, un escritor, editor y camarógrafo de 27 años que participa publicando artículos en la revista El Clavo.
Por una parte, decir que se ha encontrado un nuevo concepto de arte cuando se menciona el intervencionismo urbano es totalmente equivocado; y por otra, identificar en qué momentos se puede dar el calificativo de un acto vándalo o no, es para analizar con detalle.
Lo que pretende Lorza, es mostrar al lector una visión más amplia acerca del enfoque que le dan los autores de dicha expresión artística en las ciudades.

Cuando se habla de intervención humana, se hace referencia a toda alteración de algo que existió originalmente. Entonces, no sería lógico afirmar que este es un concepto nuevo, pues se ha venido aplicando desde que el hombre habitó el planeta, y se demuestra con las marcas y huellas dejadas en las cavernas, hasta nuestros días, donde se crean edificios en sitios que alguna vez fueron verdes y naturales. El autor define en sus palabras este fenómeno como una cualidad, que es desastrosa en algunas ocasiones pero que en el arte tiene a su mayor exponente, y se percibe al ver en las calles objetos simbólicos que tratan de dar a entender algo interesante en la mayoría de los casos. En consecuencia, representaciones artísticas como grafitis o alteraciones sutiles del espacio público, son intervenciones de lo ya intervenido.
Se podría decir que las intervenciones urbanas nombradas anteriormente son una forma de vandalismo, pues agreden a la intención inicial con que se hicieron las cosas. Sin embargo, Lorza cita la frase de un pintor callejero diciendo “El acto de intervenir sólo tiene valor cuando arremete desde la normalidad, es decir, sólo vale cuando no se cierne sobre un principio de creencia”. En otras palabras, si la intervención de un autor atenta directamente contra algún principio individual, dicha persona no ha logrado nada, ya que, su objetivo debe afectar la cotidianidad universal y hacer que su idea le llegue a todas las personas que tendrán la oportunidad de apreciar su resultado final.

Para concluir, en los tiempos actuales la intervención no es sólo cuestión de representar sino de expresar aquello que se siente a consecuencia de lo que en algún momento ya fue intervenido.
Lo importante del caso no es el tamaño, ni el autor, o mucho menos si llegará a ser vista por todos, sino la calidad con que se logre mostrar su objetivo para que aquellos encargados de apreciarla, lo hagan como se hacia con las viejas artes, que no miraban el protagonista de la historia pero si analizaban la esencia de sus actos.

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